martes, 29 de mayo de 2012

Amar...

Amar...
¿Qué se entenderá ahora por amar?
¿Se entenderá que significa esa conjunción de palabras?
Te Amo, así de simple y de brutal.
¿Complicidad de los tiempos insensibles?
¿Anarquía de los odiados y jamás adorados?
¿Condena para los que nunca lo sintieron?
¿O rebeldía de los insensatos que degradaron las palabras?
Te Amo, así de directo y sin ataduras.
Se dispersa la idea del sentimiento profundo,
del amor como expresión de uno,
del otro,
de los dos,
de estas juntos y no necesitar nada mas.
Te Amo, así, sin condiciones ni restricciones,
sin caprichos pero con locura,
sin limites pero con todo lo que representa,
sin mentiras pero con la fantasía de un sueño.
Te Amo así, sin mas, ni menos,
porque amar es eso,
es la sinceridad de tener el corazón en la mano,
el alma al viento y no ser más que dos,
más que vos,
más que yo,
más que nosotros dos.

lunes, 28 de mayo de 2012

Soñar


La ilusa sensación de estar soñando mientras estamos despiertos se destruye cuando el hambre pasa frente a nosotros. Cuando el dolor cala hondo en el pecho marcando a fuego las huellas de la realidad. Los idílicos pensamientos que la noche alberga, mientras las sabanas nos protegen, distan cada vez más de lo que es el diario transitar por las calles. Ahora, en este instante habrá quienes caminen “delirando” con proezas heroicas o con princesas de cuentos de hadas y, al despertar, se encuentren con que ese instante de felicidad, ese recuerdo, solo tendrá efectos futuros si la sonrisa que han generado se hace duradera.
El dolor de abrir los ojos y encontrarnos estancados donde nos vimos la ultima vez, nos recuerda que los sueños no construyen pero si impulsan a mover los pies. A movilizar la voluntad y el deseo de, aunque sea, tener un rato más ese poco de fantasía en medio de tanto pesimismo y frustración.
En este mismo instante, que algunos están muriendo y otros naciendo, habrá gente que esta haciendo de sus sueños una realidad, una sensación tangible y al alcance de las manos.  Estarán construyendo un mundo mejor, lejos de las penas y más cerca del corazón.    

martes, 22 de mayo de 2012

Solo quería...


Solo quería dejar por escrito que hoy pase por aquí, como muchas veces. Estuve parado frente a estas puertas una infinidad de oportunidades y siempre hice lo mismo: volví sobre mis pasos por donde había venido. Resigne los sueños. Sacrifique la valentía para volverme cobarde, una vez más. Me entregué a la cordura de decir y hacer lo que debía ser y no lo que mi corazón declaraba a viva voz. El frío que doblega mis huesos pareciera el lastre justo para sentir en cada  pisada el peso de los errores. La lluvia helada baña mi piel erizada y dolida por el impacto del huracanado viento que amenaza la integridad de mí ser. Mi alma, tan golpeada como resignada, se aleja del pórtico cargando sobre su espalda la tragedia de haber pensado y no actuado. Arrastra las culpas de los errores que soportan los condenados y los cobardes. Sufre. Se lamenta. Se arrepiente. Pero vuelve siempre hacia atrás, a cometer los errores. A retroceder y no golpear. Llora. Se lamenta y suspira, pero no golpea. Abandona e intenta seguir.
Solo quería dejar por escrito, una vez más, la cobardía de estos tiempos en los que el miedo es más que el hombre. En los que la balanza se inclina sobre la razón y desprecia el amor. En los que la campana de tu puerta, ahora lejana, que no sonará jamás y, sin embargo, no habrá día en que no me arrepienta. Dejo de lado la utopia para volver a ser un mortal común y corriente que vive añorando lo que jamás hizo. Lo que jamás hará. Lo que siempre dice y nunca será.

jueves, 3 de mayo de 2012

Un portazo y adiós


Fue un portazo y adiós. El estruendo de la madera contra el marco metálico provocó el redoble de las paredes. La explosión del llanto tras ese ruido socavo las esperanzas de la reconciliación. Con los corazones debilitados, ambos miraron con rumbos opuestos y fueron en busca de un sol que iluminara la tormentosa realidad del momento. Ella, bañada en lágrimas de dolor. Él, ahogado en impotencia. Ambos perdidos en la nebulosa de una sinfonía violenta de la decadencia del amor. Definitivamente han sucumbido ante las posibilidades del encuentro con el amor.
Ahora, el río desborda de agua salada originada en los ojos tristes de ella. Buscando desagotar en algún mar de consuelo que permita sobrevivir a la noche de calvario y absoluta soledad, encuentra anegados rincones sin salida. Ahora que las horas no terminan, el dolor se hace tirano y dictador del alma en pena. Él, todavía camina. Todavía busca en el cielo una respuesta que encierra su cuerpo. La caída en este abismo sin fondo le niega la sensación de adrenalina, le esconde la muerte el desenlace final de su salida violenta.
Ella llora, todavía, y sufre en su cuerpo las heridas del abandono. De la soledad que tendrán sus mañanas cuando descubra la inmensidad de su cama. Él siente en la garganta el producto de la noche anterior. Los gritos y la euforia vertida en esa discusión han dejado su marca. Sin embargo, ya no hay lágrimas, solo la pesadez del encuentro con la realidad. La cruda realidad. Ella seguirá unos días así. Él, también. Pero ambos volverán a creer que fue un portazo y nos volveremos a ver.