lunes, 8 de enero de 2024

Fútbol

 Algunos definen al futbol como veintidós descoordinados que corren detrás de una pelota. Enfermos que sufren porque una esfera de cuero no llega a la red. Obsesivos que piensan que porque un balón cruce una línea blanca es motivo de festejo.  Lúgubres personas que atan su alegría o tristezas al resultado de un encuentro. Como estos hay miles de detractores y críticos de este deporte.

Así y todo, ninguno de los discutidores seriales puede entender que el fútbol no es algo que se puede entender con la lógica. El fútbol es pasión, devoción, encanto, frustración, amargura, satisfacción, superación, inspiración, motivación, abnegación y tantos otros adjetivos más. Es una ruleta rusa donde se puede pasar de la alegría extrema a la tristeza más profunda. Tan cíclico y cambiante como la vida misma. Tan espectacular que sujetar su show a una sola percepción sería como minimizar realidades absolutas como que el sol sale todos los días.

El fútbol es una coordinación absoluta de movimientos elegantes y asombrosos como ridículos y aparatosos con un solo fin: el gol. Ese desenlace es el éxtasis absoluto para un hincha. Es la explosión interna, y externa, de infinitas de sensaciones. Es el desahogo de centenares de emociones contenidas en el pecho de los espectadores esperando salir con la urgencia con la que se busca empatar el resultado. Es deseo y lujuria, un caño épico o un tiro de afuera del área que abre un partido cerrado despiertan en la piel las mismas vibraciones que el beso del ser amado o un hijo. Es un remolino efervescente que se sabe que tiene un inicio, pero el final está en manos de los fanáticos que dan rienda suelta a la algarabía o a la oscuridad de la derrota. Es un sinfín de posibilidades con tantos resultados como seguidores existan.

En definitiva, podrán decir que el fútbol son veintidós descoordinados atrás de una pelota, pero ninguno de ellos podrá entender, jamás, lo que es la verdadera pasión. Porque entre el fanático y el fútbol hay un verdadero romance incapaz de explicar si no es adentro de una cancha con la pelota en los pies. Es el lugar feliz para muchos de nosotros.