miércoles, 20 de septiembre de 2017

Armados y Despojados

El halago nos desarma,
nos desnuda y evidencia,
pone al descubierto quienes somos,
quienes fuimos,
quienes dejamos de ser.
La ofensa nos acciona,
despoja la razón,
nos pone en alerta,
nos arma,
nos enfrenta,
coacciona y destruye la línea de conexión.
El elogio recibido es difícil de asimilar
en estos tiempos,
tiempos de locura
tiempos de necedades
de desprestigio,
de traición,
de olvido.
A pesar de todo,
a favor de todo,
estos tiempos,
también son,
de cambios,
de sueños,
de fronteras invisibles,
de promesas cumplidas,
de seres luminosos.
El halago todavía nos desarma,
y la ofensa nos seguirá
pero no reinará
porque todavía hay oportunidad,
todavía hay amor por esparcir,
por compartir,

por generar.