domingo, 20 de abril de 2014

Antes y después

Ya estaba sentenciado. No había manera de que su suerte se revirtiera por lo que decidió ir directamente hasta el final de su existencia. Tomo aire, lleno sus pulmones y los libero con un suspiro largo y relajante. En ese instante dejaba salir, también, todos sus miedos e indecisiones. Dio un paso adelante y avanzo con decisión. Con firmeza. Miró el reloj rápidamente intentando registrar la hora exacta en que todo seria antes y después. Sabía bien que desde ese segundo en adelante habría dos realidades bien marcadas y definidas. Siguió paso a paso avanzando, los miedos se convirtieron en nervios. No había dudas que ya no temía por lo que vendría, no, estaba plagado de dudas y vacilaciones. Pero no de miedo. Sabía que el miedo hace que un hombre retroceda y cometa errores garrafales. Él no podía, simplemente no tenía opción, no podía fallar. Un paso más y el principio del fin estarían en sus manos. Otro paso, cada vez falta menos y el cuerpo comienza a evidenciar que los sentimientos que nacen en lo recóndito de su alma. Las manos dejaron de temblar, los escalofríos se multiplicaban por miles, su espalda comenzaba a relajarse pero sabiendo que no debía perder la firmeza. El pecho parecía explotarle, sentía como si el corazón fuera a salirse de su cavidad para volar por el cielo. La ansiedad lo estaba devorando. Dos, quizás tres pasos más y estaría. Los pies caminan seguros, se apoyan sin temor, el futuro está al alcance de las manos. Un último paso, y allí está. El fin del pasado, el principio del futuro. La vida de su hijo mirándolo sin mirarlo, llorando casi hasta explotar. Cargando su historia, y la de su primogénito, dejo de lado el mundo terrenal para sentirlo en sus brazos. Sus ojos se llenaron de lágrimas, un lago de agua salada, intentaba quebrarlo. El pequeño ya no llora. Sus ojos, todavía llorosos, llegan a los del pequeño. Se ha consumado, su final ha llegado. En el mismo momento que las dos miradas se alinearon comprendió que su vida ya no era suya, que era de ese ser indefenso que sostenía con tanto cuidado. Sus decisiones futuras ya no serian suyas, serian del recién llegado y los que vengan tras de Él. 

miércoles, 2 de abril de 2014

Pensaba en la guerra que nunca acabará...

Pensaba en la guerra que nunca acabará para aquellos que volvieron. En lo tortuoso que debe ser transitar la realidad sin que la mayoría note el esfuerzo realizado hace tiempo atrás. Sacrificio que valió la vida y la muerte de tantos. Los que fueron y volvieron, los que fueron y no volvieron lo saben. Lo sienten. Les duele. No tengo dudas.
Pensaba en la guerra que nunca se acabará no porque sigan los estruendos y las luces trazantes que llevan muerte donde van sino porque la lucha es constante contra el olvido. La discriminación y el menosprecio hacen que la mochila se mas pesada de lo que ya es. El despropósito de llamar niños a los hombres y ex a los que todavía lo son lo prueban. Las marcas de la realidad de este lado del océano se hacen tanto, o más, evidentes que las sufridas en medio del infierno.
Pensaba en la guerra que para la sociedad solo es el día dos del mes de abril y el resto del año hay tregua. Tregua que se da para los millones que olvidaron pero no para los que viven con la memoria en la piel. Para los que despidieron a sus hijos, hermanos, padres o amigos saben que ese día es el más intenso pero no es el único. El siguiente punza hondo, mueve la astilla que estará eternamente clavada en el corazón.
Pensaba en la guerra pero recordaba a los hombres y mujeres que asistieron al peor escenario que la raza humana pueda presentar. En ellos que lloran sin perder el orgullo ni la grandeza. En ellos que ríen pero esconden, seguramente, las penas de los recuerdos. En ellos, cada uno de ellos, que no negaron el miedo y a diario lo eluden. En ellos que todos abrazamos pero que, contadas veces, hablamos con orgullo y honor de reconocerlos nuestros.
Pensaba en la guerra que nunca acabará pero, lo más importante, son ellos y nada más. La gloria es de los que hicieron y hacen grande a esta Nación. Ellos la ganaron hace rato. Es tiempo de reconocerlos.