La ilusa sensación de estar
soñando mientras estamos despiertos se destruye cuando el hambre pasa frente a
nosotros. Cuando el dolor cala hondo en el pecho marcando a fuego las huellas
de la realidad. Los idílicos pensamientos que la noche alberga, mientras las
sabanas nos protegen, distan cada vez más de lo que es el diario transitar por
las calles. Ahora, en este instante habrá quienes caminen “delirando” con proezas
heroicas o con princesas de cuentos de hadas y, al despertar, se encuentren con
que ese instante de felicidad, ese recuerdo, solo tendrá efectos futuros si la
sonrisa que han generado se hace duradera.
El dolor de abrir los ojos
y encontrarnos estancados donde nos vimos la ultima vez, nos recuerda que los
sueños no construyen pero si impulsan a mover los pies. A movilizar la voluntad
y el deseo de, aunque sea, tener un rato más ese poco de fantasía en medio de
tanto pesimismo y frustración.
En este mismo instante, que
algunos están muriendo y otros naciendo, habrá gente que esta haciendo de sus
sueños una realidad, una sensación tangible y al alcance de las manos. Estarán construyendo un mundo mejor, lejos de
las penas y más cerca del corazón.
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