viernes, 16 de marzo de 2012

Ya se van


Ya se van y el silencio vuelve a la paz a reinar donde, alguna vez, solo existió guerra. Ya se están yendo, se alejan despacio el odio y la envidia. Van abandonando los caminos que, hasta hace poco, fueron desbordados y colmados de tanta violencia. El tiempo cura las heridas pero no borra los recuerdos. Las marcas serán eternas. Indelebles. A su paso se nota el cambio. Los colores son nuevos. El negro cambia por un brillante blanco. El fuego es ahora riego y renacer. La oscuridad pierde lugar y la luz comienza a bañar los jardines. La historia parece lejana, el presente parece prometedor.
Ya se van y los sentidos permanecen inmóviles e impasibles frente a la sorpresa. El miedo esta doblegado y rendido, no tiene la fuerza que tenia ayer. La censura y la mutilación de las palabras es cosa del pasado. Los malandras y delincuentes están exiliados o encarcelados. Los estafadores fueron estafados y ahora sufren la bancarrota total. Los educadores y formadores de hombres y mujeres son dueños de la realidad. Son hacedores de este instante y los que vendrán. La corrupción es una palabra que solo existe en el diccionario. Solo se la conoce cuando se visita los países vecinos.
Ya se van y la alegría es generalizada, el regocijo y la felicidad son auténticos. Interminables. La esperanza vuelve a crecer en los campos y las sonrisas ya no son exclusividad. Ya se van, ya se van las horas de sueño y habrá que despertar. Ya se acaba el país de las maravillas, ese que soñamos a diario. Que pena tener que despertar, que pena tener que abandonar esta Argentina de ensueño para enfrentar la otra, la del espanto, la de la desigualdad, la del ultraje, la violencia. Que pena habrá que continuar. Habrá que buscar el sueño en la realidad.  

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