domingo, 11 de marzo de 2012

Fantasías animadas


Por lo menos el silencio se hace complaciente con mis ganas de bajarme de esta gran calesita llamada “mundo”. Es cómplice y benévolo con el deseo de abandonar cualquier intento por seguir con esta rutina que cada vez se vuelve más y más agobiante. La mente, en un intento de ponerse en reposo, viaja a lugares paradisíacos donde las preocupaciones se ahogan en las cristalinas aguas de este remoto sitio. Que bienvenido seria el escape.
Sin embargo, no todo brilla, no todo esta predispuesto para el relajo y el placer. Estamos en plena semana, a mitad del año y a unas cuantas horas de abandonar el puesto de trabajo. Nada puede ser peor, nada puede ser menos dramático. Pero, a pesar de las penumbras, existe una salida de emergencias, un cable a tierra. Esta la inventiva de la imaginación que puede teletransportarme a mundos ficticios diseñado por otros como yo. Por otros que deseaban huir de esta locura. Por lo menos creo que es eso.
Puedo cerrar los ojos y verme conquistando doncellas atrapadas en castillos, volando por los cielos con botas mágicas o, tal vez, conquistando islas desiertas.  Caballero de algún reino, marinero de los siete mares, bufón de algún rey, vagabundo o yo mirando la historia, no importa lo que sea o haga, importa estar ahí y no acá. Quiero estar ahí, despreocupado y relajado, esperando aventuras y desafíos. Sonidos, melodías y, hasta ruidos, de bosques encantados o del eco de mi voz retumbando en gigantescos castillos. Una historia, un cuento, una novela o una película, cualquiera es una excusa perfecta para cambiar los roles, los espacios.
¿Peter Pan deseará salir del país del Nunca Jamás y mudarse a Paris? ¿Robinson Crusoe querrá una isla superpoblada? ¿Pulgarcito preferirá un avión a las botas? ¿Superman deseará ser un hombre común y corriente? No lo se, quizás los personajes de los relatos que uno, a veces, utiliza para evadir la realidad también necesiten vacaciones. Podríamos cambiar roles, negociar puestos o, entender lo que a cada uno nos toco. Simplemente ser lo que somos con la posibilidad de decidir que hacer, con la única e increíble capacidad de hacer diferente cada día. Sin fugarse intentando evitar lo inevitable. Será cuestión de navegar en las fábulas para disfrutar de las vidas plasmadas en el papel y no como una excusa de lo que quisiéramos. Aunque, pensándolo bien, ¿Quién no quiso ser Batman alguna vez?

No hay comentarios:

Publicar un comentario