Estuvimos acompañados en
medio de la soledad,
en la más absoluta desidia
de encontrarnos solos.
Estuvimos separados,
pero nunca divididos,
nunca quebrados ni
esparcidos.
Separados, simplemente.
Tu alma iba por un camino,
mi alma volaba por otros
cielos.
Estuvimos acompañados en
medio del caos,
del desorden generalizado
que significa estar lejos,
estar abandonado a la
suerte,
a la caridad de dar con el
destino,
de enfrentar una realidad
convertida en posibilidad,
en retorno.
Mientras mis pasos estaban
solos,
hubo una huella que
levantaba polvo,
que sacudía el suelo mismo,
que hacia oscilar las nubes
y dudar a los pájaros.
Estuvimos acompañados en un
desierto,
en una ciudad plagada de
rostros sin forma,
en un universo superpoblado
pero solos y acompañados.
El mundo detenido en ese
instante,
el tiempo encallado en ese
segundo,
en esa mirada.
Estuvimos solos pero
acompañados pero rodeados de gente
sin ver a nadie mas que a
nosotros
porque el mundo estaba
varado esperando,
exigiendo con determinación
y aplomo que sucediera,
que fuera, al fin, el beso
consumado.
Estuvimos solos pero
acompañados pero nunca más separados.
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