Estoy
cansado,
cansado del
mundo,
de las
personas.
De los que
hablan y no dicen,
de los que
callan y tampoco dicen.
Estoy cansado
de los aduladores,
de los
bufones de turno,
de los sinvergüenzas,
de los
soberbios,
de los
mentirosos,
de los
tramposos.
Estoy cansado
de los hombres impúdicos,
de los
infieles,
de los
cagadores,
de los
cobardes,
de los
arreglos y los negociados.
Estoy cansado
de los hombres cómodos,
esos que no
se mueven y todo se maneja por teléfono,
esos que
siempre conocen a alguien,
esos que
siempre pasan primero en la fila,
esos que
son amigos del juez,
cuando deberían
ser condenados por uno.
Estoy cansado
de respetar y no ser respetado,
de escuchar
sin ser escuchado,
de pelear
con molinos de viento,
de ver que
el barco se hunde y las ratas empiezan a huir.
Estoy cansado
pero no entregado,
todavía se
puede mejorar,
todavía nos
podemos salvar.
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