domingo, 25 de marzo de 2012

Discurso absurdo


Cada día que pasa me parece más acertado pensar que la gente, la que habla por hablar, la que despilfarra palabras al viento como si estuviera en una clase magistral, no sabe hacer otra cosa. Viven de ese discurso ficticio donde todo lo que exponen tiene una base tan frágil como un cristal. Los fundamentos: inexistentes. Y ya no pasa por saber o no, va más allá, hasta el punto de pensar en el por qué de esta clase de gente. Las razones que llevaría a una persona, medianamente, con cierta coherencia a hacer este tipo de espectáculos vergonzosos. Siempre llego al mismo punto sin retorno. Sin respuesta. No hay una explicación lógica, no hay prueba científica de que esta gente sea, como dicen en sus disertaciones, los expertos en casi todas las ramas de la vida. Quizás lo hacen porque necesitan atención, quizás sea para demostrar algunos conocimientos adquiridos recientemente o, la mas probable, para convencer al resto de la conveniencia de su amistad. ¿Conveniencia de amistad? Claro un, supuesto, genio es una referencia extraordinaria para seguir la cadena de charlatanerías. Totalmente descabellado.
Cada día que pasa me parece increíble la cantidad de gente que se preocupa más por lo que carga en su cuerpo que por lo que éste lleva dentro. Y no hablo de órganos o material anatómico. Hablo de los sentimientos, de los pesares y las alegrías. De los pensamientos profundos y los sueños que alimentamos a diario que, sin dudas, son el motor necesario para poder dar el siguiente paso a cada instante. Casi al punto de tomarlo drástica y definitivamente, creo que estamos en una pendiente tan pronunciada que no podemos ver donde se detiene la inclinación y, con suerte, podríamos frenar. Condenados a sufrir las consecuencias de locuaces aburridos con falaces predicciones que solo cuidan de verse bien y sin preocupaciones (ni mucho menos ocupación) de trascender. Hoy es el día pero mañana llegara y cuando lo haga, no habrá lugar para seguir repitiendo una y otra vez las mismas adulaciones, los mismos engaños. Habrá que renovarse y reinventarse para no caer en el rubro que esta calaña de personas ocupa y desborda. Habrá que soñar para reconocernos ignorantes y, desde allí, avanzar hasta que demos con el hombre que vemos cada vez que cerramos los ojos. Para dejar una verdadera huella en el suelo que pisamos. Y sino, siempre habrá lugar para uno mas. Entre tantos no se notaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario