jueves, 8 de marzo de 2012

¿Buenos o malos?


¿Existen buenos y malos? ¿O posiciones contrarias para juzgar un lado o el otro? ¿Es malo el que piensa, cree, actúa, hace o no hace como uno cree que debería hacerlo? ¿Es bueno porque piensa, cree, actúa, hace y no hace como uno cree que debería hacerlo? ¿Qué tan objetivo somos en la subjetividad de pensar en el bien y el mal? ¿Qué tan lejos estamos de considerar que podemos ser los malos y no, como creíamos, los buenos? ¿Qué tan capaces somos de entendernos mutantes en nuestra forma de ver y entender la realidad que hoy estamos aquí y mañana en frente? ¿Somos objetivos en la forma de considerar lo permitido y lo prohibido? Más allá de la ley y lo impuesto ¿Quién dice que es lo correcto? Si nos consideramos del lado de los justos, ¿Es posible ser siempre, sin excepciones, equitativos, nobles y honrados? ¿O solo cuando conviene? Y los malos, son siempre malos ¿o es una cobertura para no ir en sentido contrario? Entonces, si los buenos y malos son definidos por acciones, creencias, dichos, lo que sea, ¿Cómo saber cuales son los apropiados para unos y para otros? Definitivamente estamos en una disputa donde los que se creen salvadores, muchas veces, terminan siendo los tiranos sino, pregunten en Bagdad. Y, del otro lado, tenemos autoritarios, terroristas, delincuentes y dictadores que, todo lo contrario a su consideración, son seres que viven por el bien.
Pero, sin perder de vista la discordancia entre unos y otros, ambos tienen un punto de comunión inevitable. Los dos, sin distinción de colores, hechos o dichos, terminaran tres metros bajo tierra. Ninguno evitará la muerte. Habrá algunos que la trasciendan y se conviertan en leyenda. Habrá otros que se perderán en el tiempo, ni la historia los recordara. Pero allí, con todo el peso de la tierra y el caudal de las lagrimas, el resto de los mortales cae en la tontera, en la idiotez de considerar bueno a uno y a otro, sin memoria ni repaso de lo que hicieron en vida. Que paradójica es la vida, algunos, luchamos por ser buenos otros, en el bando contrario y luego, terminaremos de la misma forma y vistiendo los mismos colores.

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