La esencia del paraguas es,
fundamentalmente, negarnos la sensación del abrazo espontáneo y constante que
produce la lluvia. Alejarnos de esa impresión, de ese beso helado que cae en
cada centímetro del cuerpo mientras, el resto de los que andan, corren para
evitarlo. No es solo un instrumento que genera un límite entre el deseo de las
gotas de posarse en nosotros y los de abajo que se esconden, es una barrera
infranqueable y capaz de amargar al portador. Ninguna persona que lleva un
paraguas en su mano, por más colorido y gracioso que sea, es capaz de sonreír. Ninguno.
Todos de cara larga, casi arrastrando el agua que se acumula en las veredas y
midiendo que el saco o la campera estén impecables. Ellos, que lo niegan, se
pierden semejante espectáculo gratuito y abundante en estos últimos días.
La esencia del paraguas es,
sin dudas, alejar las sonrisas, apurar a los que caminan, acumular automóviles y
plagar de desconsiderados portadores de este arma que van ocupando los “techitos”
que dan refugio a los que no le temen a la lluvia. Es paradójico, como los
vendedores que mas se mojan son los que mas venden. Aunque dure dos días, o una
hora, hay que comprar uno. Deja de ser milagroso al encontrar miles de puestos
con un solo producto: paraguas. ¿Tendrán un stock acumulado para salir a inundar
las esquinas? ¿Harán danzas que atraigan la lluvia para recaudar más? ¿Qué harán?
Hoy, en estas horas de diluvio absoluto, el paraguas ha pasado a ser más
importante que el celular o cualquier otro objeto vital.
Sin rodeos ni mayores
explicaciones, la esencia del paraguas es, definitivamente, la de alejarnos mas y mas de
la naturaleza y sus dones tan preciados. De ponernos más distancia de lo que
creemos del que camina a nuestro lado porque, aunque no lo crea, ya ni miramos
ni tenemos consciencia si el que se está mojando lo hace feliz o no. El
paraguas no solo divide a los secos y a los mojados. También lo hace de los que
disfrutan la lluvia como del sol porque, sin lugar a dudas, esto también va a
pasar y el agua, en algún instante, también dejará de caer. Algunos lo
entienden otros, no.
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