En un momento más todo
habrá concluido, las puertas se habrán cerrado y atrás quedará el recuerdo de
lo que fue este instante. Este momento en que estuvimos al alcance de una
mirada la distancia de un beso. El sonido que sella el final será el que
produzcan tus pasos al alejarte, al irte detrás de un sueño. Aquí, aquí solo
quedan los despojos de lo que alguna vez existió. Los retazos de una pesadilla
que comienza sin indicios de terminar. Pareciera como si contigo se fugaron la
esperanza y la ilusión. Las horas se volverán años y los segundos serán
eternos. La pesadez de nunca acabar habrá condenado mi existencia y la
indecisión habrá sido mi tortura infinita. Habrá rendición incondicional del
deseo y el amor que contigo se fueron y nunca volverán. Habrá, en definitiva,
soledad y una espera interminable de que vuelvas sobre tus pasos. Entre
lágrimas y lamentos, solo puedo añorar tu regreso. Solo puedo creer que esa
puerta que te aleja ahora, mañana será abierta y tú aparecerás como si nunca hubieras
partido. Como si este mismo acto que vivo ahora fuera la peor pesadilla jamás
soñada. Sin embargo, más allá de todo, de los idílicos pensamientos, de la
autodestructiva sensación de abandono estaré yo aquí, esperando algún día
vuelvas a mí.
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