Si una mano se posara en mi
pecho podría sentir la exaltación, el desborde completo de un corazón que busca
explotar. Quizás salir. Quizás volar. Quizás. Un crepitar constante de latidos
que fuerzan la maquina al máximo poder.
Si una mano se posara en mi
pecho podría sentir la locura y el infinito deslizándose por el torrente sanguíneo
que me recorre a lo largo y a lo ancho. Podría darme una vuelta en un suspiro y
anhelarme con solo cerrar los ojos.
Si una mano se posara en mi
pecho podría contener la furia amontonada en las horas de soñar con los ojos
abiertos sin hacer nada por el momento que se acaba de consumir. Podría liberar
las cadenas que me sujetan a una invisible pared de sufrimientos y torturas. Abriría
las puertas clausuradas por el olvido.
Si una mano se posara en mi
pecho podría comprobar que el amor no es la velocidad de los rítmicos latidos,
no. El amor es algo que nos explican con palabras pero nunca podremos
comprenderlo hasta sentirlo. El corazón sosegado y complacido entregado a los
deseos y la imaginación de que todo puede ser, refleja la posibilidad de un
encuentro real con el verdadero sentimiento.
Si tu mano se posara en mi
pecho podría comprender lo que mis palabras no lograrán explicar jamás. Lo que
mis silencios reflejan pero no transmite. Lo que mis discursos abundantes nunca
especifican. Lo que mi mirada dice pero calla. Lo que mi mente cree pero duda. Podrá
entender que allí vive y crece día a día el fulgor de tu alma y amor por vos.
MUY BUENO!!
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