sábado, 3 de marzo de 2012

Alineados


La noche doblega al día, los dominios de la oscuridad están a punto de adueñarse de los rincones. De las calles y sus habitantes. La luz perderá la batalla por algunas horas pero, hará el intento de mantenerse deslumbrante mientras pueda. La Luna, testigo de este avance y de la irremediable conquista, está posada expectante de ver que sucede. Las estrellas completan el telón negro que cubre por completo el cielo que, hasta hace un rato, era radiante y celeste. El sol, ahora en reposo, desde atrás sigue influyendo en las penumbras.
No queda espacio para que los hermanos compartan el tiempo. No hay manera, salvo algunas excepciones, que ambos estén juntos, brillando al mismo tiempo. Uno depende del otro pero juntos, combinados, forman un espectáculo que no todos los días puede vislumbrarse. Ni con el ojo desnudo ni con la suerte de verlo cuando se desea, ellos dos han predicho catástrofes y adornado los observatorios. Un eclipse, de sol o de Luna, es algún único, es la obra maestra de estar alineados en el mismo momento, en la misma posición. Es la verdadera razón, y justificación, de que realmente las cosas suceden cuando deben ser, y en el momento adecuado. Cuando todo está perfectamente en línea, los resultados se consiguen y los frutos están a la vista.

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