jueves, 16 de febrero de 2012

Al fin pude escribir


Estaba esperando a que volviera la luz. Se había ido junto con mis primeras ideas para armar el texto de hoy. El cuaderno donde llevo anotadas las andanzas de un Capitán sin suerte y el destino de un par de aventureros, no  lo tenía a mano como para dejar registrado ahí lo que recorría mi cabeza.
La luz no volvió rápido, no. Tardo un poco más de tres horas. Una locura para las personas civilizadas que no pueden vivir sin internet. Y, en estos tiempos, sin el aire acondicionado. Fueron tres horas y media, nada más. Para mi estuvieron bien. Para mis vecinos fue una tortura. Aunque, escucharlos hablar siempre es un nuevo relato de calvarios y martirios. ¿Será que la distancia de nuestras puertas es mayor de lo que parece? Quizás si. Quizás ellos necesiten mas del aire gélido de la maquina que de una computadora. No se. Yo necesitaba una birome y un papel por lo que la energía eléctrica poco tenía que ver con mis problemas. No se, sinceramente no estoy seguro de haber pensado en estos renglones. Tal vez sean la excusa perfecta para contar mi desencuentro de hoy. Pero aquí la luz no tiene nada que ver. Ni el calor, ni el fresco. No. Estaba iluminado pero no tenia donde dibujar un poco de lo tanto que veía. ¿O fue un complot generalizado? ¿O es parte del corte programado? Quien sabe. Yo estuve como naufrago sin rumbo pero ahora, con la electricidad a pleno y el aire helado en mi espalda, puedo decir “al fin pude escribir”.

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