domingo, 22 de enero de 2012

Que pena...

Que pena que no estés, la noche amerita para charlar, para coincidir, o no. Para aprender, para sugerir, para creer. Estas horas parecen dispuestas para la comunicación, para el encanto, para la seducción, para creer, para crear, para soñar.
Que pena que no estés, porque esta noche acompaña los pensamientos, las corduras, las locuras, atrae las esperanzas y espanta el pesimismo. Que placenteros encuentros para estas noches, con estrellas en el cielo, con signos de que mañana será un gran día.
Que pena que no estés porque mañana el sol podría ser maravilloso, el calor nos daría un respiro y podríamos disfrutar de la compañía, de no estar solos y sentirnos acompañados.
Que pena que no estés porque esta noche me gustaría pasarla contigo para que mis sueños no estén tan lejanos como lo están tus brazos o tus besos.
Que pena que estás lejos y no puedo verte aunque estas horas me invitan a cerrar los ojos y encontrarte donde te imagine.


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