viernes, 26 de enero de 2018

A la vera de un camino...

A la vera de un camino que puede llevar a cualquier destino,
con la esperanza y el olvido a cuestas,
marchando sin pausa y con constancia,
esquivando desgracias,
jugando y arriesgando la suerte,
jugando y apostando a la vida,
jugando y evitando la muerte.
A la vera de un camino que miles de ojos ven,
que cientos de ojos eligen no ver,
corriendo mariposas,
masticando el aire para calmar el hambre,
mordiendo las penas que el cuerpo lleva.
En la orilla de un camino sinuoso y arriesgado,
sus peludas patas marchan y avanzan,
más cerca de casa,
más lejos de casa,
con la constancia y la seguridad del rumbo que lleva,
con la esperanza y el olvido que lo puso ahí.
A la vera de un camino que asesina almas indefensas,
que conduce a velocidades elevadas,
camina mirando al cielo,
evitando la plaga que le pusiera el collar,
el nombre,
el castigo,
el abandono.
Al costado del camino,
sufre un animal por causas de una bestia,
de un hombre
sin nombre,

sin alma.

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