A un año del vuelo a la
eternidad con alas brillas y más poderosas que el olvido.
A un año de comenzar una
gira sin fronteras y con lagrimas duraderas.
A un año de la luz radiante
de vida y magia convertida en estrella.
A un año del silencio más ruidoso
y la propagación sin parar de tu voz en
el horizonte.
A un año de la despedida
menos querida pero que de vez en cuando nos encuentra en alguna melodía.
A un año de haberte perdido
para hallarte más cerca, más eterno, perpetuo.
A un año de tantas sensaciones
acabadas y una esperanza renovada de volvernos a ver.
A un año del quiebre de la
realidad que nos devuelve mortales a esta instancia de ser hasta que la vida
nos diga basta.
A un año de haber descubierto
que los genios no se mueren, se convierten en mito.
A un año de haber abierto
los ojos para ver los tuyos volar bien alto.
A un año de las lagrimas
forzadas por la realidad de saberte alado y menos terrenal.
A un año de tantos
sentimientos encontrados en un mismo punto pero perdidos por completo.
A un año del hasta siempre
Luis Alberto pero, cada vez más inmortal.