martes, 31 de enero de 2012

Solo tiempo


El paso del tiempo tiene varios beneficios, y una contra según se puede ver. Es positivo porque siempre va a existir un mañana, aunque haya momentos que queramos congelar para siempre. Esa posibilidad nos abre un mundo de opciones, de oportunidades para aprovechar. Siempre existirá un mañana que pueda superar, o no, al día anterior.
Otro punto fuerte es que el correr de los días, meses y, tal vez, años cura las heridas que sangraron, que sangran y sangraran. No es mágico ni milagroso pero, con convicción y un poco de amor propio, la siguiente página puede dar una vuelta de tuercas más interesante que la anterior.
El tiempo nos va dejando sus frutos. La experiencia de vivir, de pasar por diversas situaciones hace que al andar la vida podamos recolectar esos hechos vividos en nuestro bolso de viaje para ponerlos a flor de piel, para entender que no debemos pisar nuevamente sobre viejos pasos. Nos abre caminos, nos da la espalda para soportar el peso de hacer el propio. Nos enseña a ser hombres de bien. A ser creadores de nuestro destino.
El tiempo que pasa nos acerca a los sueños, a lo que alguna vez fue imposible. Con el trabajo y la dedicación necesaria, con el sacrificio y el esfuerzo que merecen, no hay forma que el tiempo no nos regale lo que buscamos. Pero, en caso contrario, será implacable y totalmente devastador. No da segundas oportunidades.
La única contra, el mayor de los defectos que posee que las agujas del reloj avancen incansablemente, es que si dejamos para mañana lo que debemos hacer, o decir, hoy, no habrá manera de recuperar las oportunidades desperdiciadas. Si bien mañana trae ciertas cosas, no lo hará si no hacemos hoy, ahora, lo que debamos para conseguirlo. Soñar sin hacer es lo mismo que sentarse a esperar la fortuna que nunca llegará. El destino esta forjado en cada instante, en cada decisión, en cada pensamiento. El destino se esta haciendo en este mismo instante, ahora, ya, no lo dejes pasar.

lunes, 30 de enero de 2012

Rendido

El encanto de la música, de la voz que recorre todos los rincones es impagable. El placer de escuchar, de poder sentir como entra en los oídos la melodía, como se apodera por completo del ser, del que siente, del que vive las notas. Las letras que envuelven e invitan a soñar hacen del canto un arte superior. Aquí o allá, o donde sea que estemos pueden transportarnos de vuelta al lugar de donde venimos. O llevarnos a donde nunca hemos ido.
La música, que calma las bestias e incentiva a meditar, es la expresión más simple y, a la vez, suprema de la paz. Es la maravilla de poder conectarse con todos los sentidos. Porque siento y disfruto escuchado, deliro con esa sensación que recorre mi piel. Así mis ojos estén cerrados puedo ver todo aquello que imagino. Así mi lenga no tenga nada que palpar, siento el gusto por la combinación de acordes, el subir y bajar en los tonos de la voz, una delicia que no indigesta. Se respira por los poros, por cada una de las partículas del cuerpo. Mil colores que se representan, que se dibujan en las ondas que se producen en el aire. Es encanto, es estar hipnotizado y rendido a los pies de una fuerza que no somete con violencia, lo hace con encanto y delicadeza.

domingo, 29 de enero de 2012

¿Más preguntas? 2


¿Será mucho volver a plantear la idea de que una buena  pregunta puede abrir caminos? ¿Qué apretando el botón correcto muchas puertas pueden abrirse? ¿Será difícil encontrar ese botón? ¿Habrá solamente uno? ¿Cuántas opciones existen para poder llegar a donde quiero? ¿Cuántas preguntas son necesarias para entender lo que nunca comprenderé? ¿Cuántas dudas existirán en el camino del conocimiento? ¿Cuántas veces haré las mismas preguntas esperando obtener otras respuestas? ¿Seguiré intentando que la suma sea siempre a mi favor? ¿Seguirán las preguntas incesantes sobre los mismos temas? ¿Habrá un mañana donde la certeza sea moneda corriente? ¿O la duda me da la posibilidad de pensar? ¿O la duda y la certeza además de ir de la mano a veces se divorcian? ¿Imaginar no es preguntarse cómo sería? ¿Si imaginar es dudar entonces crear es afirmar que se ha encontrado un sentido a esa duda? ¿Crear no sería una reconciliación entre lo que creo y lo que es? ¿Seguiremos pensando que preguntar tanto es tedioso? ¿Será posible conocer sin preguntar? ¿Entender sin interrogar es posible? Tal vez sembrar demasiadas dudas sea un generar un laberinto interminable pero, la vida misma es eso. Es un camino donde muchas veces no encontramos la salida y hay que cambiar el rumbo para no volver a perdernos. Quizás una pregunta, una duda certera, pueda evitarnos ese destino. O no. Simplemente habrá que preguntar y ver que pasa.

sábado, 28 de enero de 2012

Habrá que soñar...


Habrá que pensarse creador para empezar a construir,
para empezar a armar y dar forma, de una vez,
a la obra de arte que nos trascenderá.
Habrá que soñar,
no perder de vista el sueño para que en un día sea realidad.
Habrá que perder el miedo a empezar para llegar al final,
para ser parte del camino,
para juntar las flores y espinas que nos van a enseñar.
Habrá que asumir la aventura,
afrontarla en soledad para poder encontrar compañeros en la ruta,
para entender y disfrutar de ellos,
para no andar solo cuando la oscuridad sea mucha.
Para crecer y perder el miedo,
habrá que desterrar las sombras que nos persiguen,
habrá que domesticar la bestia que nos domina,
habrá que comprender y aprehender.
Habrá que pensarse creador para que los sueños tengan forma,
así, algún día podremos detener la marcha,
y mirar atrás será agradable y sorprendente
porque vemos la estela que dejamos abandonando el lastre innecesario
regando el camino andado que ahora esta florecido,
levantando las piedras y construyendo castillos,
repartiendo la esperanza.
Porque asumiéndonos mortales,
fuimos mas allá de nuestro tiempo,
de los que nos iremos,
de los que vendrán.
Habrá que soñar y dar forma,
para no perder mas tiempo y echar a andar.

viernes, 27 de enero de 2012

¿Más preguntas?


¿Fueron muchas las preguntas, los interrogantes expuestos? El ir y venir, el constante planteo de la duda, hace que las certezas se nublen. Mientras más dudas en el camino, más difícil responder a las originarias. Fueron muchas las preguntas, ¿Para qué tantas? Fue lo que me dijeron. Comprendí que las vueltas solo están en la calesita, o en la cama en una noche de insomnio. ¿Por qué tantas preguntas? ¿Hace falta? Fue otra de las sugerencias recibidas. ¿Es necesario seguir preguntando? ¿Seguir ahondando en cuestiones que, quizás, no tengan una respuesta? Puede ser. Aunque, ayer no lo sabía. Hoy puede que sea cierto. O no. No creo que tenga sentido hacer demasiadas preguntas. Mientras más se discute algo, o a alguien, más se aleja uno del primer punto a aclarar. Sin embargo, es necesario aprender a hacer pocas preguntas. Pocas pero adecuadas. Pocas pero certeras, que vayan directamente al meollo, al quid de la cuestión. La eficacia nos ahorraría tiempos, palabras y, sobre todo, preguntas.

jueves, 26 de enero de 2012

No se, quizás...

¿Qué pasa cuando no estas? ¿Cuando te vas? ¿Qué sucede en los momentos que dejamos de estar, físicamente, presente, delante de aquellos que nos aprecian? ¿Y de los que nos odian? ¿Qué dirán? ¿Dirán todo lo que creen? ¿Será bueno? ¿Malo? ¿Importa a esta altura del partido saberlo? ¿Hablaran de mi cuando no estoy? ¿Se acordarán? ¿Será que la estela de nuestra ausencia todavía provoca reacciones en los que nos acompañaron? ¿Mi ausencia será un alivio? ¿Me extrañarán? ¿Volver a verlos es la forma de que me sigan recordando? ¿O si no me ven durante un largo tiempo me recordaran mas y mejor? No se, quizás. A muchos los adoran cuando una buena cantidad de tierra los cubre. Los pecados son perdonados. Hasta el más aberrante. Entonces, ¿Debe ser negocio para los tiranos, asesinos, abusadores, violadores, ladrones  caer en la fosa, recibir el peso de las flores que crecen arriba, si con eso consigue el perdón? ¿O todavía nos queda memoria y seremos capaces de recordar como debe ser y condenar cuando tiene que ser? No se, quizás.

miércoles, 25 de enero de 2012

De madrugada

Las noches son demasiado largas. Demasiado complicadas, demasiado. Este insomnio que me aborda últimamente lo único que consigue es hacerme pensar. Pensar y pensar. Las conclusiones siempre son fabulosas, increíblemente satisfactorias para mis deseos de dormir. Para mi conformismo de madrugada. Al despertar, lo que había concluido parece una pavada, una total idiotez. Es como volver a empezar. Todo lo que suma en la noche, en la tarde es resta. Simplemente no le encontraba un lado positivo hasta que, casi de casualidad, me encontré con el espectáculo incomparable del nuevo día, del aroma a pan fresco que llega de la panadería de la esquina, de las letras que brotan en medio de la búsqueda del sueño. Estaba agotado de pensar, de querer dormir pero, ahora, me dejo llevar. El sueño llega siempre. A veces más tarde que temprano, pero llega. Los delirios, las locuras, la magia y la razón, lo hacen siempre en el momento adecuado, cuando estoy soñando con los ojos abiertos. Cuando estoy dejando de pensar y disfrutando el encanto de estar vivo.

martes, 24 de enero de 2012

Es tiempo de suspirar

La tensión se libera con el suspiro
 con la necesidad de soltar lo que pesa,
 de descargar las penas,
 los pesares, las locuras, las trabas.
 Suspirar y dejar salir,
 liberar todo lo que no sea necesario
 para que no ocupe espacio que es de la felicidad,
 de la relajación, del encanto, del placer, de los sueños.
 
 Los brazos como autopistas de salida,
 los dedos como indicadores por donde deben irse los problemas,
 las preocupaciones deben abandonar los lugares que no les corresponde.
 Es tiempo de paz,
 es momento de vivir,
 es momento de salir a enfrentar la realidad,
 de suspirar para sacar,
 de cerrar los ojos para soñar,
 de creer y no perder las esperanzas que todo puede estar mejor.
 Y si todavía el barco se hunde,
 hay que remar, la costa siempre puede aparecer,
 o un barco que nos rescate,
 o un salvavidas,
 o una luz que nos saque del agua.
 
Que la mente se mantenga fresca,
el cuerpo vivo,
el corazón caliente y,
dispuesto para la batalla
para seguir,
para creer y salir adelante.

lunes, 23 de enero de 2012

En espera


Y allí estaba, solo y sin poder hablar con alguien. Ahogado en mi desesperanza, en mis pesados pensamientos que no me daban tregua. El aire era incomodo, lo sentía en mis pulmones como una carga, como si no fuera un ciclo constante donde lo que esta dentro, pronto estará fuera. El cuerpo demostraba, claramente, los efectos de la desesperación, de querer estar en otro lugar. Las manos sudaban a baldes. Mares de sudor se corrían por mis dedos. La camisa a cuadros se pego al cuerpo, dibujaba claramente la figura de mi espalda. La ansiedad se hizo tan grande que no concebía la calma. Parecía tan lejana como Marte. Como los sueños a la mañana. La pesadez se acrecentó, la desesperanza también. No había escapatoria, no había manera de salir de allí. Era mi turno, el odontólogo me llamaba. No podía correr, Él conocía mi rostro, mi condena estaba pactada. Mi sufrimiento apenas comenzaba. La sonrisa del profesional parecía entender mi pánico, mis ojos desorbitados solo se entregaron al dolor. Otra cita más, otro calvario, otra promesa incumplida, yo sabia que allí dentro “no duele” nunca llega. Siempre espera afuera porque tiene otro turno. Allí me tocaba estar y resistir. Y enjugar la boca y cruzar los dedos para que el tiempo vuele. Aunque siempre es eterno…

domingo, 22 de enero de 2012

Que pena...

Que pena que no estés, la noche amerita para charlar, para coincidir, o no. Para aprender, para sugerir, para creer. Estas horas parecen dispuestas para la comunicación, para el encanto, para la seducción, para creer, para crear, para soñar.
Que pena que no estés, porque esta noche acompaña los pensamientos, las corduras, las locuras, atrae las esperanzas y espanta el pesimismo. Que placenteros encuentros para estas noches, con estrellas en el cielo, con signos de que mañana será un gran día.
Que pena que no estés porque mañana el sol podría ser maravilloso, el calor nos daría un respiro y podríamos disfrutar de la compañía, de no estar solos y sentirnos acompañados.
Que pena que no estés porque esta noche me gustaría pasarla contigo para que mis sueños no estén tan lejanos como lo están tus brazos o tus besos.
Que pena que estás lejos y no puedo verte aunque estas horas me invitan a cerrar los ojos y encontrarte donde te imagine.


sábado, 21 de enero de 2012

Volver a empezar

Nade se pierde si estamos dispuesto a cambiar. En el pasado no lo quise, no lo consideré. Quizás por eso se termino. Tal vez fue esa la razón de nuestro final. Nunca lo había pensado, ni siquiera había considerado la posibilidad de una transformación. ¿Será difícil? ¿Podré hacerlo? Quizás. Quién sabe. Pero si todo esta cambiando, yo incluido, será posible que pierda el punto de origen, mi propio ser. Tal vez. Sin embargo, y a pesar de todo, haré el intento. Voy a probar. Primero algunos colores, después algunas líneas y, al finalizar, puede que haya conseguido el cambio que necesitaba. ¿Puede renacer nuestro viejo amor? ¿Existe todavía nuestro el amor? Voy a hacer la prueba y, si fuera necesario, desistiré como antes. Escribiré hasta el cansancio, hasta soñar con letras, con personajes, con situaciones que jamás sucedieron. Escribiré y volveremos a recobrar ese amor que alguna vez fue nuestro. Ese amor que solo compartimos cuando estamos solos frente al papel.

viernes, 20 de enero de 2012

Una oportunidad única

-Seis dólares - me dijo Román. Una ganga, un verdadero negocio que no podemos dejar pasar. Saqué de inmediato mi calculadora, la vieja maquina china que había comprado en los puestos de Once. Hice rápido la cuenta y sí, tenía razón. No podíamos dejar pasar esta oportunidad. Mire a los ojos a Román y le dije: - ¡No llego! ¿Qué hacemos? Su cara fue para no olvidar. Se le desfiguraba el rostro de la pena. La bronca que esbozaba en esos ojos era increíble. Metí la mano en el bolsillo y busque con la esperanza de que hubiera algo, una moneda, un billete, lo que sea que nos complaciera con esta ocasión única.
De repente, escucho que el vendedor propone cerrarlo en cinco si no llegamos. Nos volvimos a mirar, revisamos los números, hicimos cálculos. Volvimos a revisar las billeteras. Hasta las estampitas sacamos pero, milagrosamente, conseguimos lo que hacia falta. Cuando le estábamos por entregar el dinero, Román agarro el disco. Lo abrió y dijo: -No, no, no, no- repetía sin parar. -¿Qué pasa? - Le pregunté. Me miró pero, esta vez con otros ojos, de sorpresa y, mostrándome el CD en la mano, me dijo: -No es el juego que buscamos, este es el que compramos la semana pasada. No vale la pena- Guardamos las monedas, los santos, los botones, todo lo que habíamos acumulado ahí y nos fuimos. Casi perdemos cinco dólares en un juego repetido. Un alivio que no fue así. Habrá que seguir esperando la oportunidad única.

jueves, 19 de enero de 2012

Renovando esperanzas


Me detuve a sentir el silencio, me deje abrazar por la placentera sensación de que, en este instante, no se escucha nada. Ni un solo ruido, ni una melodía que surque el aire. La calma que refleja el paisaje hace cómplice a esta quietud. Colores interminables, formas variadas y, lo más bello, un horizonte infinito que comienza a teñirse de rojo. Que comienza a mezclarse con el oscuro color de la noche. De a poco, las parpadeantes estrellas comienzan a perder protagonismo y el brillo del único dominante de los cielos durante el día comienza a mostrarles que esta llegando. Una lucha sin fuego. Es, más bien, un mutuo acuerdo donde cada uno tiene su encanto y su tiempo para mostrarlo. El de la Luna, por hoy, también ha caducado. Un amanecer más y las esperanzas se renuevan. Una nueva oportunidad de hacer música en medio del silencio, de alcanzar los imposibles y disfrutarlos como a las estrellas, como al sol que lejos de aquí parecen tan al alcance de uno. De transformar las sombras en luz.

miércoles, 18 de enero de 2012

Problemas

Hace días que por mi cabeza rondan miles de preguntas, de ideas que necesitan aclararse. Intente yendo de a una y fue inútil. Intente de a poco buscarle respuesta a las más urgentes pero, la gravedad del asunto me consumió. Volví a caer en el mismo abismo donde no sabia por donde comenzar, como hacer para sostenerme de pie y no morir en el intento. Así que, me detuve, frené el andar para poder recapitular mejor los hechos, para analizar lo que estaba haciendo y lo que no. Recordé cosas olvidadas, palabras perdidas en los rincones de la mente que, en el momento justo, aparecieron para marcar esa luz en el camino. Convencido que tenía que ser mi salvación, emprendí la marcha. Casi instintivamente y sin demasiadas dudas. Hice un poco por acá, otro poco por allá y si, apenas comenzó a tomar forma. Mi alegría fue inmensa pero no se comparaba con al de mi bolsillo. Era la sexta vez que hacia el intento, la sexta y ultima. Y al fin fue, la última vez que experimentaba, la primera vez que disfrutaba el delicioso pan de campo hecho con mis manos.

martes, 17 de enero de 2012

Si querés... podes

Agradecer el encuentro con todo lo que sucede, con la magia de poder cerrar los ojos y volver a soñar.
Creer que siempre se puede que, a pesar del agua, todavía abajo queda tierra para sembrar algo bueno.
Pensar que existen buenas intenciones y los traicioneros solo son una minoría aprovechándose de los que pelean en silencio.
Entender la mirada, los gestos y las palabras con solo vernos a los ojos.
La sinceridad debería de ser común y no un tesoro invaluado como sucede hoy.
Que dejemos de escuchar que tiempos pasados siempre fueron mejores, salgamos a cambiar este tiempo. Porque es mío, porque es tuyo, para que después no te digan “yo te avise y vos no hiciste nada”.
Conformarse tendría que ser en el último minuto del día, cuando veamos que ya no queda nada por hacer por el día que se va, de otra forma, no existe.
Y, si todos estos no son pasos hacia adelante ¿Qué son? Si se puede pensarlo también se puede hacer. Y, sino queres, no interrumpas, quédate a un costado mirando como la vida pasa y vos, seguís siempre igual.

lunes, 16 de enero de 2012

Tortura en colectivo

-Una vuelta más y ya vamos por doscientas- dijo el chofer del colectivo.Un pensamiento en voz alta que no llego a ser oído por nadie. La consciencia de conductor abrumada por el agolpamiento de personas en su unidad. Un cúmulo de pibes salidos de un club, eufóricos por volver al día siguiente. Un par de viejas antipáticas que despotricaban contra los pibes, el movimiento del vehículo, el calor y cuanto pasara frente a ellas. Y, la perdición, una rubia descomunal que no paraba de jugar con las piernas en la ultima fila. Una mujer sin comparación, la debilidad del piloto del bondi. Esta señorita era la razón del humor del encargado del transporte. Ella hacia lo mismo una y otra vez. Día tras día. Siempre con ropa sugerente y atrevida. Una tortura. Una verdadera condena. Pero, ese día, con la exteriorización de sus broncas empezó a cambiar la actitud respecto a todo y todos.
   Al día siguiente se repitió la escena. Los mismos locos, las mismas damas y, como no podía ser de otra manera, la esbelta blonda. Primero hizo lo que nunca, detuvo la marcha del colectivo, caminó lentamente a los incontenibles adolescentes y los invito a descender. Les dijo: -La casa se reserva el derecho de admisión así que, como yo vivo arriba de este vehículo, Ustedes bajan-. Con algunos empujones y patadas los fue arriando. Las caras fueron épicas. Nadie comprendía pero bajaron. Volvió a su habitáculo y no tardó en llegar el murmullo de las ancianas. -Que irrespetuoso este tipo, pobres chicos. Como va a tratar así a un pasajero. Está loco… se escuchaba. Frenó en plena avenida, los pasajeros se sacudieron con el movimiento. Apurado, necesitado de descargarse, fue derecho a las señoras. Era un caballo desbocado. Sin cortesía y sin contención las invito a bajarse, a que se fueran y nunca más tomaran esa línea de colectivo. Que desaparecieran. Las mujeres asustadas casi corrieron para salir de ahí. Dijeron algunas cosas, intentaron amenazar pero solo huían del desquiciado conductor. Ahora, más relajado, el ahora extraño y sobresaltado chofer del interno 12 de la línea 453 se dispuso a relajarse y completar la jornada laboral. Pero no, las piernas jugaron su última cruzada.  Paró a un costado de la calle Bernardelli, se miro al espejo, reviso por el retrovisor a la rubia de cuerpo tallado, y se levanto en dirección a ella. Decidido, convencido de que “buenas tardes” era poco y quería más. Llego a ella, se colocó delante y la miro. Le repaso cada uno de los detalles que se vislumbraban en la musculosa blanca y el short azul. Suspiró con cada milímetro de esa mujer. Llego a sus ojos canela y le dijo: - Hoy quiero que me beses, hoy se terminan las doscientas vueltas de soñarte y el circo de la locura-. Ella, lentamente se paró, acomodo la ropa y dijo: -“Está bien”. Cuando se abalanzo sobre ella, cuando sus labios llegaban al rojo paraíso, al origen de sus pensamientos más lujuriosos… comenzó a retumbar el despertador. Eran las 6.45, hora de volver a comenzar la rutina de cada día.

domingo, 15 de enero de 2012

Salaíto Corazón

Sobran las palabras cuando el sentimiento es tan abrumador. Cuando la pasión es tan grande la explicación se hace inútil. No es posible dimensionar algo que no tiene límites, que no conoce fronteras. Si todo fuera comparable a algo, aquí estaríamos frente a un impar. Como Gardel o Maradona, nunca existirá otro igual.
Vanagloriarse en los laureles económicos es fácil. Hacerlo con la grandeza del trabajo y del sudor de los que transpiraron la camiseta del albo se disfruta más. Desde los orígenes hasta la actualidad. Con subidas, con bajadas, con tropiezos y con glorias eternas. Con manos salvadores y promedios nefastos. Con hazañas y con frustraciones pero siempre fiel a su esencia, a su semblante de luchador. Argentino es todo eso y más. Es una hinchada que no se olvida, que no deja de alentar. Es un centenario repleto de euforia y ardor. Es un inexplicable, diferente, único e incomparable. Es simplemente Salaíto y nada más.

                     FELICES 100 AÑOS ARGENTINO DE ROSARIO

sábado, 14 de enero de 2012

Al amanecer

Tengo incrustado en mi pecho un sentimiento de desesperanza tan grande que me da miedo vivir el mañana. La posibilidad de una extinción de los sueños hace que no quiera despertarme. Mis ojos miran el cielo, como si buscando una excusa, una razón para poder creer que con el amanecer se renovarán la esperanza y el deseo. Es una búsqueda en la que estamos solos y librados a nuestra propia suerte. Nadie puede decirnos que todo estará bien si nosotros no hacemos algo por conseguir ese bienestar. Esta nueva historia comienza a parecerse a una película de Alfred Hitchcock donde la psicosis y el vértigo están disponibles en todas partes. Estamos sumidos en una semblanza sin guión pero con pronóstico de tormentas y graves daños. Una sensación que nos abandona por completo pero, a la vez, nos acerca mas a nuestro propio ser, al alma para poder abordar con valentía y decisión lo que nos toque enfrentar. Y si mañana el sol no nos devuelve la pasión y la ilusión tendremos que inventarla, armarla otra vez con la convicción de que no vuelva a desaparecer.

viernes, 13 de enero de 2012

Hacia adelante... siempre

La insistencia permanente a buscar el regreso por los caminos andados hace imposible que podamos transitar con calma los caminos del mañana. Si ya estuvimos rondando por esos lados y, los resultados obtenidos en lágrimas y dolor fueron los más exitosos, ¿para qué volver? El Nano dice que “al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.Cuanto encanto en ese verso. Cuanta delicadeza la de este catalán para mostrarnos que hay que avanzar, que hay que seguir a pesar de todo. Que los espejismos que se ven al voltear la cabeza son producto del cansancio, de la desesperanza momentánea, de las falsas promesas. Intentar caminar para atrás o, mucho peor, volver sobre nuestros pasos haría  que las huellas se hagan más profundas, más fangosas, más complicadas de atravesar. No seria una experiencia fortuita creer que “antes era mejor” porque estaríamos cerrando la posibilidad de creer en las sorpresas. En los encantos que pueden existir a la vuelta de la esquina. Quien sabe, quizás en este mismo instante estés perdiendo la posibilidad de tu vida, de cambiarlo todo, de dar el giro esperado a las nubes. Solo los tontos insisten con lo mismo esperando resultados diferentes.

jueves, 12 de enero de 2012

Es necesario hacerlo

Para escribir solo hace falta eso, escribir. Teclear una y otra vez, dibujar letras, oraciones, párrafos hasta diagramar por completo lo que este brotando de la mente. No hay que detenerse para no perder de vista lo que se nos presente delante de nosotros. Si nos descuidamos se habrá ido y habremos quedado huérfanos de esa idea.  Hay que dar rienda suelta a la imaginación, al ansia de crear. Sin embargo, no existe una sola manera de escribir. Cada escritor, cada ser que se sienta frente al papel y es capaz de volcar los sentimientos en esas líneas, tiene su propia manera de hacerlo pero, todos comparten el mismo fin: regalar al universo las maravillas que se esconden en las vueltas de la mente del hombre. Solo es pasión y necesidad. Necesidad de sacar a la luz esa carga que se acumula constantemente. No hay un solo momento en que el peso sea menor. No, todo lo contrario. En un segundo aparece el doble de las palabras que uno ya plasmó en la hoja. Por eso, para el que vive lo que hace, no hay manera de librarse de esta dulce condena, de este trabajo tan placentero como es contar lo que los ojos no ven, los oídos no oyen ni las lenguas son capaces de contar.

miércoles, 11 de enero de 2012

Abstinencia

Esta desconexión generalizada del mundo de internet provoca lo que a un adicto el periodo de abstinencia. O algo así. No debe ser fácil para el enfermo soportar semejante sufrimiento pero, por su bien, debe hacerlo sino volverá a caer en los brazos de la resignación. Ahora, mi tortura de sobriedad cibernética, que dista de ser parecida a la reflejada antes, no tiene un fin terapéutico ni voluntario. No, muy lejos de eso. Deliberadamente el clima, algún vecino que necesitaba ver el debut de Racing o  un corte programado, me han dejado aislado por completo. Tirado como a un mendigo sin la posibilidad de moverse. Me enfrentaron obligadamente con la desinformación, con la desesperación de querer ver números y letras en una pantalla. De saberme unido a la “comunidad” con solo estar ahí, sentado frente a la pantalla leyendo lo que escriben. Una realidad que en nada se parece a lo que nosotros consideramos real. Una crueldad que, en el mismo contexto, me sitúa de frente con las mejores posibilidades, con las ideas, con las preguntas, con el pensamiento, con la comunicación. Hace que trabajen otras partes de uno para evitar llegar al punto cero sin resultados favorables. Es como un enchufe con una solo posibilidad de conectar un aparato. O, como en este caso, ni siquiera ese único conector puede ser aprovechado porque no hay con que alimentarlo. Hoy fue ir por aquí, un poco desesperado y ansioso. Mañana volveremos a caer en las penumbras de la red para volvernos, nuevamente, seres ficticios y virtuales, pesados y acostumbrados a saber que, por más solos que nos encontremos, siempre estaremos al alcance de un par de teclas de poder conectar con alguien en la misma precaria situación que yo.

martes, 10 de enero de 2012

Siempre una queja

Escribir sobre el calor seria redundar en las mismas quejas que surgen en junio con el frío. Al final de cuentas, no nos convence nada. Somos tan reacios a la idea de tolerar que, en un instante, armamos un verdadero complot contra lo que sea. Con quien sea. Como sea.
Hoy es el calor, mañana va a ser el frío, pasado… ¿será algo que tenga sentido criticar? ¿Algo que de alguna manera sea para construir? No se. Quizás. Sin embargo, y contra todos los pronósticos y críticas recibidas, el clima, sigue siendo el gran salvador. La excusa perfecta para evitar cualquier charla profunda. Para romper el hielo. Para las charlas cortas y con aquellos que no sabemos de qué hablar. Y el clima ¿se queja de ese uso tal vil? Para nada, hace como nosotros con el frío y el calor. Subsistir a pesar de todo.

lunes, 9 de enero de 2012

Un instante más...


Hacia tiempo no me pasaba las noches así, mirando el cielo. Contando las estrellas, las únicas testigos de mi absoluta y completa relajación. El viento suave y la vibración de las hojas de los árboles que pueblan el jardín hacen de esto una verdadera melodía. Un par de luces surcan el cielo, una roja y una verde. Y una blanca que apenas puede verse. Así que, además de los músicos de ocasión estoy solo con mi soledad. El primer pensamiento que me aparece es de paz, de relajación. Los conflictos de mi existencia están en una tregua circunstancial, los dramas se han convertido en comedia y, lo mejor, la exaltación que produce la vida en la ciudad están de paro ya que estoy completamente solo. Como Robinson Crusoe pero sin Viernes. Así mismo, me siento complacido por este instante. Luego, sumido en un estado prácticamente de meditación con el universo, se acopla al paisaje y sus sonidos, el canto de un grillo que profundizaba aun mas mi comunión con esta tranquilidad.  
Y entonces, sucedió. El vecino de al lado puso la música hasta el máximo. El atronador ruido de los parlantes destronaron al silencio. La paz sucumbió ante la debacle que origina el aparato de audio. Adiós a mi noche, adiós a las estrellas. Ya estaba escrito, no podía durar mucho este paraíso terrenal

domingo, 8 de enero de 2012

Un domingo cualquiera


La tarde promete un descanso reparador, una siesta que me devuelva las horas gastadas durante la noche. Un reposar que me haga recuperar el tiempo perdido en la tierra de los sueños. Una suspensión necesaria en mi andar para recobrar las ansias de que este lado de la vida pueda parecerse al que concibo con los ojos cerrados. La tarde me augura tranquilidad apropiada para volver a empezar con el ritmo diario. Con eso que algunos llaman rutina y otros condena. Un domingo es necesario hacer una buena siesta para que se acumule la paciencia hasta que vuelva a suceder lo mismo que hoy pero en siete días. Es como el envión necesario para poder llegar con el último aliento a la suavidad del abrazo de la almohada, de los sueños. Es la bendición de poder viajar sin moverme, de poder armar sin molestarme y de poder creer, aunque sea un poco, que todavía se puede.

sábado, 7 de enero de 2012

Bajando letras

Algunas veces, cuando estaba desorientado, no sabía qué escribir. No tenia una idea clara sobre qué era lo que quería contarle al universo y sus estrellas. Entonces, escribía un poco y, luego de un par de renglones, lo desechaba por completo. Volvía a empezar y el resultado era idéntico. Un verdadero fiasco para mis deseos de bajar al papel las letras que andaban volando. Nada más que en este caso, estas letras parecían halcones en lugar de dóciles canarios dispuestos a que podamos disfrutarlos. Se tornó una “cacería” implacable en la que siempre ellas ganaban. Pero, encontré mi herramienta, mi arma para salir a dar batalla. Fue de casualidad, andando, pisando las calles entendí que las palabras, las que buscaba estaban en las paredes del barrio, en los caminos que la ciudad presenta, en la mirada de los transeúntes, en mi manera de andar entre ellos. Hoy sigo lanzado a la búsqueda, todavía me encuentro con pájaros difíciles de atrapar pero, más tarde que temprano, caerán.

viernes, 6 de enero de 2012

Palabras en la piel

En su brazo derecho, todo alrededor del bíceps, llevaba dibujada en tinta de eternidad una frase. Primero creí que era en latín. Después, ya mas cerca, leí el francés de las letras. “Non je ne regrette rien” se puede distinguir con toda claridad. Aparentaba una personalidad fuerte y misteriosa a la vez. Una mujer extraña que dejaba ver, con claridad, sus pensamientos y su convicción. Toda la belleza, todo ese encanto que habíamos alcanzado desde nuestros lugares se diluyo en un suspiro. Se desvaneció el mismo instante en que se volteo y vi en su mochila un prendedor. Un broche con el blanco fondo y la banda roja cruzando, decía “Volveremos”. Todo fue mágico hasta ahí. Luego ella y yo seguimos en nuestros caminos. Ella en su convicción, yo en mis pensamientos. Cuando me fui comprendí esas palabras tatuadas en la piel.

jueves, 5 de enero de 2012

Uno solo

Solo hay ruido, desorden y un montón de gente que va y viene sin sentido. Es un recorrido incesante de seres mas parecidos al ganado que a personas. Todos con la mirada perdida, con claros signos de resignación. Se mueven sin parar, casi sin verse con los demás. Andan agotados y derrotados, pareciera que los 36° que marcan los termómetros meteorológicos son lapidarios para todos. Salvo para un pequeño, un atrevido que le gano al número y se lanzó de lleno a la fuente. El único mortal que da signos de vida, que en aspecto se parece a una bestia pero en actitud a un hombre. No hay mundo ni ruido ni sol, solo disfrute y placer, solo agua y las miradas envidiosas de los que pasan. De los que van sin ver, sin oír ni decir.

miércoles, 4 de enero de 2012

El círculo interminable

Nada se termina, todo está en un constante cambio. Una rotación cíclica donde el comienzo y el final están juntos. Cuando algo esta a punto de finalizar, aparece una nueva oportunidad de transformar el final en el arranque de algo nuevo. En el nacimiento de una nueva etapa. Si los finales son los principios de los nuevos cierres será cuestión nuestra poder ser capaces de entender que ese círculo interminable nunca será posible evitarlo. Será la oportunidad de entendernos humanos y cambiante. De sabernos mortales y variables. De comprender que si una puerta se cierra otra, en algún lugar, ha de abrirse. Otra chance de renacer y vivir esta nueva transformación. De hacer algo diferente a lo que fue hasta la línea de meta anterior. No hay que descuidarse porque estamos constantemente empezando. Como ahora, como siempre.

martes, 3 de enero de 2012

Ciclos

El tiempo se diluye con la velocidad de los suspiros, con la necesidad de escucharte todos los días. El tiempo escapa del control y de mi deseo por retenerlo otro poco. Otro instante. Otro segundo y esa mirada que no quiero olvidar, ese beso que no quiero borrar, esa sensación en tus brazos no volverá. Esos minutos están perdidos. Están desparramados en el baúl del recuerdo, en los rincones de la memoria que, solo ahí podrán vivir. Pero, los besos no serán los mismos, los brazos serán distintos y tu boca tendrá otro gusto. Este instante, como este segundo que se va, como estas líneas han de terminar bruscamente y por el impulso del un punto, sin poder sobrepasarlo pero sin desentonar, han de finalizar para renacer en otra cosa. En el siguiente instante que acaba de empezar...

lunes, 2 de enero de 2012

La mirada del poeta

La mirada del poeta hace que la realidad sea diferente. No en sentido de mejor o peor, no. Lo hace de manera diversa o impensada para cualquiera del resto de los mortales. Los colores, las formas, las posibilidades e incluso la historia, pueden ser de diversas maneras. Pero no, es así como ha decidido el autor que tiene que ser. Como ha decidido el creador de la obra que sean las líneas y los versos. Y los sucesos venideros. Hasta los finales más catastróficos están diagramados en la mente del poeta. Su pluma ya tuvo la magia de destinarlo a la vida o la muerte. Ya esta decidido que así sea. Pero, hay posibilidad de dar un giro inesperado. Uno de esos en los que se define la grandeza del artista, del hacedor de semejante obra. Ahí esta la destreza del escritor para seguir dando vida incluso en el Apocalipsis. Para volver a empezar y repartir magia con sus letras sin cesar.